sábado, 17 de abril de 2010

Mis trabajaderas (I)

Hace algún tiempo -creo que desde que no estoy viviendo en mi tierra- que las semanas previas a la cuaresma -y durante la misma- me invade una especie de "depresión presemanasantera". Es como si no me importase nada si hubiese o no semana mayor ese año.
Mi corazón se llena de apatía, desgana y sin motivación alguna.
Todo esto se suele alimentar con el bombardeo continuo de discusiones, peleas y demás pleitos que puedes encontrar en la red.
A veces me paro a pensar y llego a la conclusión de que no merece la pena seguir con ello. Que no saco nada positivo en cargar bajo unas trabajaderas, sino todo lo contrario, me arriesgo a lesionarme y tirarme de baja un tiempo, y como está el tema laboral no hace gracia.

Yo no se si esto me sucede porque no estoy en mi tierra, empapándome de toda esa energía positiva que desprenden esas buenas personas que preparan su estación de penitencia con ilusión. Y que son los que no ves en foros, chats y demás medios informáticos.
Para mi, estar fuera de mi tierra en esas semanas es recibir malas influencias.
Y si me paro a recordar viejos tiempos -que para mi se que eran mejores- se incrementa ese mal rollo.

Pero este año ha sido distinto. No puedo decir el momento exacto ni lo que lo provoco, pero vino a mi memoria un recuerdo que me hizo cambiar el chip de manera instantánea.
Ese recuerdo lo tenia semi-olvidado, pero creo que Él lo ha utilizado para darme ese toque que necesitaba.
Esa cuenta pendiente que tengo, me ha dado el animo y las ganas de seguir adelante. Me ha dado la valentía para tirar con fuerza y no decaer en los momentos difíciles debajo del paso. Meter riñones, cuerpo arriba y paso firme y seguro.

Como digo, ese flash en forma de recuerdo, hizo cambiar mi forma de pensar hasta el punto de llegar a vaticinar que este año seria un año para el recuerdo. Y no me he equivocado.
La tarde del lunes, antes de mi salida bajo las trabajaderas de Jesus Orante, puede retomar una antigua costumbre arraigada desde mi primera salida en el 98. Es algo tan simple como tomar café. Pero lo que tiene de especial es la compañía, que entre varias amistades, esta un buen amigo.
Antiguo compañero de instituto, hermano de trabajaderas, que lleva varios años como yo viviendo fuera y por desgracia, perdiéndose buena parte de nuestra semana santa.
No había mejor manera de empezar la tarde. Como era cada tarde del Lunes Santo.

Con el alma tranquila y sosegada me presento ante mis titulares en el Camino de las Cañas. Paso de frente ante el paso de misterio -luego vuelvo para quedarme contigo- y me dirijo a Ella. Guapa como siempre y dulce como nunca.
Y empiezan los nervios. Pero ¿porqué ahora, qué pasa?. De nuevo el recuerdo, me esta llamando y me presento ante Él.
Ante la delantera me aferro al llamador con fuerza y mis sentimientos cabalgan llendo y viniendo entre la alegría y la pesadumbre.
Ya falta poco para el momento de calzarme las alpargatas, de ceñirme la faja, de colgarme la medalla y de pasar a ese mundo distinto delimitado por los faldones del paso.

Lunes de oración en las calles de Motril. Lunes de pasión, penitencia y promesa.
Un año más mis oraciones han subido al padre acompañando a las del Hijo como si fuesen una sola. Dando las gracias por todo lo que me ha dado, por todo lo que me ha escuchado y por todo lo que he pedido.
Y una nueva renovación de mi promesa: no faltare a mi cita el Lunes Santo para orar contigo en el Getsemaní motrileño en el que se convierten las calles de mi pueblo.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena por el artículo colgado. Plagado de sentimientos, sensibilidad y sinceridad.
    Como ya sé, vas a seguir con esta serie, te invito a que lo hagas y saques todo aquello que llevas muy dentro de ti, que es pura reflexión, y que es parte de tu historia cofrade. Y te invito a que lo compartas con nosotros.
    Felicidades

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  2. Este año ha sido muy especial para ti por muchas cosas, espero que jamás vuelvas a perder esa ilusión por tu semana santa.

    Besos

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  3. Como bien dices, los buenos sentimientos, las vivencias intimas pero compartidas hombro con hombro bajo cualquier paso, no salen ni mucho menos por los foros como las disputas banales, la mala uva o la envidia, pero querido amigo, aquellas son para sentirlas en vivo y en directo, y eso no nos lo quitará nadie. Un abrazo.

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